La efectividad es un concepto que está ligado a casi todo en nuestras vidas, pero en los últimos años, y sobre todo en los últimos meses, ha cobrado una gran relevancia y está en las actividades, así como en los planes de trabajo de mucha gente, desde aspectos tan cotidianos, pero importantes, como la salud, hasta en la forma en cómo controlamos, coordinamos y protegemos nuestros negocios.
El primer gran ejemplo de esto sonará muy familiar. Ahora todo el mundo está hablando de la efectividad de las vacunas contra el Covid-19, ante la incertidumbre de cuál o cuáles de ellas llegarán a nuestro país por la vía del gobierno federal o de la iniciativa privada, en caso de que las puedan importar. ¿Qué vacuna conviene aplicarse de acuerdo con su efectividad? Es lo que mucha gente se está preguntando. La de Pfizer-BioNTech es del 95%, la de Moderna es del 94%, la de AstraZeneca y Oxford es del 90%, la rusa Sputnik V es del 91%, la de Johnson & Johnson tiene 66% y CoronaVac es del 50%. La efectividad en la protección contra el coronavirus es un factor clave para decidirse entre una opción u otra, más allá del precio, disponibilidad y otros factores.
Bajo esa misma lógica, en el sector empresarial y de negocios en que estamos inmersos, la efectividad se ha vuelto un concepto cada vez más evaluado, pues para el caso del rendimiento laboral, por ejemplo, otro término del cual estamos sumamente familiarizados, medimos de forma periódica, tanto cuantitativamente como cualitativamente, lo eficaz que es cada empleado en su puesto de trabajo.
Es decir, buscamos conocer cuáles son sus puntos fuertes y débiles para elaborar estrategias que mejoren sus resultados. Es por eso que cada vez escuchamos más y ponemos más atención a métricas como el famoso Scorecard o el KPI de Recursos Humanos, porque evaluar la efectividad es fundamental para el buen funcionamiento de las empresas.
Otro rubro de medición en la efectividad de las empresas –y del cuál queremos subrayar en el presente artículo porque en algunas ocasiones tiende a ser subvalorado– es el apoyo que recibe, a través de sus socios de seguridad privada de calidad y su repercusión directa en los resultados globales del negocio.
La efectividad de las empresas de seguridad privada siempre ha sido un factor importante en el outcom final de las compañías, en la efectividad que a su vez tienen. Pero, justo en esta época tan complicada por la pandemia del Covid-19, ha cobrado aún mayor relevancia, pues las métricas de ventas y productividad a alcanzar de cualquier empresa se han convertido en verdaderos retos y quebraderos de cabeza. Si los socios de seguridad privada trabajan en estrecha coordinación con la reestructura de los procesos de operación y logística de sus clientes, será posible obtener, de manera más consistente, los resultados de negocio esperados. Con la crisis sanitaria, las empresas están siendo orilladas a ser mucho más eficientes que nunca, si es que buscan sobrevivir en entornos realmente complicados, adversos, demandantes y ultra competitivos, donde la delincuencia asecha en cada momento y en cada esquina en busca de oportunidades para delinquir.
La efectividad de las empresas de seguridad privada se puede medir con el retorno de inversión que generan y sólo las empresas de calidad, que son unas cuantas, se enfocan en ello. Se trata de ofrecer el mejor servicio y garantizar un retorno de inversión asegurado para que los clientes comprueben permanentemente que las recuperaciones económicas superan el costo del servicio.
¿De qué sirve generar planes de producción, distribución y mercadeo exitosos si el producto es robado constantemente? Seleccionar un socio de seguridad privada sin experiencia puede poner en riesgo todo el negocio y todas las estrategias. Por eso, la efectividad de las empresas de seguridad privada es tan importante como la estrategia de negocio misma.
La seguridad es un pilar importante en la conformación y operación de una empresa, no importa si se trata de un consorcio o una pyme, la delincuencia pocas veces hace distinciones, por lo que es necesario que las empresas sean respaldadas en este 2021 por socios de seguridad certificados, que ayuden en la creación de nuevos modelos en la materia y contribuyan a mejorar la efectividad de las empresas. Sobre todo, en un año que se vislumbra mucho más complejo, tras las repercusiones de la pandemia y el desconfinamiento sanitario, que a su vez traerán consigo una alza en los delitos.